Contexto internacional

Por el Dr. Osvaldo Canziani, co-presidente de Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático – IPCC de las Naciones Unidas

La Argentina en signataria del protocolo de Kioto que define como objetivo su reducción en concentración equivalente de dióxido de carbono hasta alcanzar el 5 % por debajo de la correspondiente al año 1990, en el periodo de compromiso, comprendido entre los años 2008 y 2012. En consecuencia, para satisfacer tanto la mayor demanda prevista de energía y mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero se hace necesario adoptar medidas y prácticas que aseguren, como lo requiere la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que las concentraciones de estos gases se estabilicen en niveles que no modifiquen al sistema climático y permitan que los ecosistemas se adapten naturalmente al cambio climático, asegurando que la producción de alimentos no se vea amenazada y se permita que el desarrollo económico prosiga de manera sostenible. De acuerdo con las evaluaciones periódicas que desarrolla el IPCC, que comprueban la existencias de impactos, generalmente adversos, del calentamiento global y sus implicaciones regionales, junto a la necesidad de proceder a la mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero, surge la necesidad de desarrollar medidas de adaptación que permitan reducir la vulnerabilidad de los sistemas naturales y humanos frente al calentamiento terrestre, reducir los impactos y, en los casos posibles, sacar provecho de los efectos beneficiosos del calentamiento.

Puesto que los procesos de mitigación y adaptación son complementarios, las medidas de reducción de las emisiones pasan, también, por el uso de energías no contaminantes, como la energía hidráulica, de la biomasa, solar, eólica, de mareas, etc., e, indudablemente,  por la adopción de medidas que permitan un mayor rendimiento y una utilización más efectiva, de las formas de generación de energía convencionales de manera ineficiente, particularmente en los países en desarrollo.

Habida cuenta que, si se produce biomasa de manera sustentable, su producción y uso no genera un aumento del dióxido de carbono en la atmósfera, simplemente porque el dióxido  liberado en la combustión es compensado por los procesos de fotosíntesis que se producen en los plantares con los que se producen leña y residuos para la combustión. De allí que los escenarios energéticos del IPCC consideren al uso de la biomasa como elemento de importancia en las acciones orientadas a mitigar las emisiones de dióxido de carbono.

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